Bogotá, septiembre 22 de 2008
REF: Rectificación noticia publicada
Cordial saludo
Con profunda molestia encuentro en el artículo publicado por ustedes
http://www.dinero.com/noticias-on-line/no-ingenieros-sistemas/52476.aspx una alusión a la Asociación Colombiana de Ingenieros de Sistemas ACIS, relacionada con la posición frente a la problemática que exponen en ese escrito: “Algunos
en el país, como la Asociación Colombiana de Ingenieros de Sistemas, no han visto el problema. En diálogo con Dinero.com, uno de sus directivos manifestó que encuentran que la situación en el mercado es normal.”
Lastimosamente el periodista Gustavo Cabrera quién quedó de entrevistarme como presidente de ACIS, no lo hizo, por lo cual no es posible que se haya expuesto un comentario en su artículo sin nuestro consentimiento, más aún cuando no se menciona el nombre del directivo dejando en el anonimato y sin fundamento su comentario.
Solicito que esta comunicación y la posición de ACIS desde la presidencia de la asociación sean expuestas en su publicación, para que la comunidad conozca nuestro sentir real.
Efectivamente ACIS ha visto la problemática de la baja demanda por programas como la ingeniería de sistemas y programas afines, situación que en este momento afecta no sólo a Colombia sino al mundo en general. No por eso debemos quedarnos quietos y de brazos cruzados, o ponernos a importar recursos de otros países como lo manifiestan los entrevistados.
Colombia ha sido un país consumidor de tecnología y no un generador de la misma, esto hace que nuestros profesionales altamente competitivos en su formación profesional y además bilingües sean apetecidos en el exterior, a dónde son llevados para trabajar en laboratorios y en áreas de investigación y desarrollo. Aquí ya es evidente un primer problema y es el bilingüismo que reduce las oportunidades laborales, el otro problema que sale a la luz es el tipo de formación que muchas veces no es lo que el país requiere, precisamente por ser consumidores y no generadores de tecnología.
A pesar de lo anterior, afirmar que nos estamos quedando sin ingenieros de sistemas es bastante alarmista, basta con mirar e informarse sobre las estadísticas de estudiantes que presentan los ECAES (Examen de la calidad de la educación superior) cada año, que son más de 6000 y en el Observatorio Laboral tenemos anualmente un promedio de 5000 graduados de carreras técnicas, tecnológicas y profesionales relacionadas con la informática. Si ha bajado la tasa de graduados, pero los números siguen siendo altos.
La “importación”, como lo enuncia su artículo, de profesionales de la india y aún de la china es uno de los daños más grandes que se hace a los profesionales de nuestro país. En estos países la remuneración es menor que lo que se paga en Colombia a los profesionales colombianos que además están muy bien capacitados pues en muchas oportunidades salen con un nivel que cualquier profesional, indio, europeo, chino o aún norteamericano envidiaría. No debe perderse de vista que en Colombia se imparte una formación de cinco años, a nivel profesional, donde se les ha dado parte de una profundización o especialización en determinados temas. Entonces; es más “barato” tener extranjeros que nuestra propia gente y no es porque no exista aquí a quién contratar.
Múltiples casos de cierre de empresas de desarrollo de software se están dando, por el mismo fenómeno de contratar lo más barato pero no necesariamente lo de mejor calidad.
Coincido con uno de los problemas que afecta nuestra profesión, y cualquiera que se relacione con tecnología, es la necesidad de formar profesionales con capacidad de autoaprender y autocapacitarse o en otras palabras, profesionales capaces de estar en formación continua. Si esto no es así caducamos rápidamente. Pero las empresas también deben estar dispuestas a invertir en su gente de tecnología, a facilitarles los medios para que asistan a seminarios, conferencia, cursos de actualización, certificaciones, entre otros. Hoy en día es fácil acceder a cursos virtuales, no hay excusa para no estarse actualizando, pero hay que invertir.
Por otra parte, las empresas contratantes piden al ingeniero con marca incorporada, sea cual sea su necesidad de implementar un sistema o actualizar su tecnología, quieren que tenga certificaciones aún acabando de salir graduado, pero tampoco invierten en esa formación, por tanto volvemos a lo mismo. No son competitivos porque no traen lo que quiere el empleador y es imposible que en la universidad se les de todo lo que el mercado quiere que sepan, o es que a los médicos hoy los sacan especialistas desde su grado inicial? Cuando quiero lo mejor debo invertir, y ¿por qué no invierto en mi gente para que esté al nivel que necesita mi empresa?
Ahora bien, en cuanto a la motivación para que aumenten los prospectos que quieran estudiar ingeniería de sistemas o carreras afines, empecemos por cambiar el tema de las clases de “computadores” de los PEI en los colegios, donde dan ofimática y se desvirtúa el mensaje. Para qué estudio ingeniería de sistemas si yo ya se usar el procesador de palabra, la hoja de cálculo o cualquiera de esas herramientas que enseñan en su clases desde pequeños. Por qué no les damos pensamiento algorítmico, lógica, bases conceptuales y prácticas que permitan a los niños encontrar el gusto por esta disciplina.
Como presidente de ACIS y exdirectora del programa de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Javeriana, no podría estar ajena a la problemática expuesta, pero definitivamente debemos mirar hacia otro lado y buscar alternativas para fomentar el gusto por estudiar esta profesión. El pesimismo no ayuda y los comentarios sin fundamento pueden afectar más que las mismas raíces del problema.
Valdría la pena que el señor periodista se tome la molestia de hablar con la red de decanos y directores de ingeniería de sistemas y afines (REDIS), o con el Capítulo de Ingeniería de Sistemas de ACOFI (Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería) para que escuche de viva voz lo que está pasando en las universidades y las acciones que se están emprendiendo.
Por nuestra parte, seguimos luchando por la profesión pero la forma de hacerlo es proponiendo soluciones y llevándolas a la realidad.